EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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11. El medio siempre guarda relación con la naturaleza de los seres que en él deben vivir: los peces con el agua; los seres terrestres con el aire; los seres espirituales con el fluido espiritual o etéreo, aun cuando estén en la Tierra. El fluido etéreo es para las necesidades del Espíritu como la atmósfera para las necesidades de los encarnados. Ahora bien, así como los peces no pueden vivir en el aire, ni los animales terrestres pueden vivir en una atmósfera demasiado rarificada para sus pulmones, los Espíritus inferiores no pueden soportar el brillo ni la impresión de los fluidos más etéreos. No morirían en medio de esos fluidos, porque el Espíritu no muere, pero una fuerza instintiva los mantiene alejados de allí, del mismo modo que los hombres se apartan de un fuego muy intenso o de una luz muy deslumbrante. A eso se debe que no puedan salir del medio que es peculiar a su naturaleza; para cambiar de medio, es preciso que antes cambien su naturaleza, que se despojen de los instintos materiales que los retienen en los ambientes materiales; en definitiva, que se depuren y se transformen moralmente. Entonces, en forma gradual, se identifican con un medio más puro, que se convierte para ellos en una necesidad, como los ojos de quien ha vivido largo tiempo en las tinieblas se habitúan, paulatinamente, a la luz del día y al fulgor del Sol.