Un error de lenguaje de un Espíritu
Hemos recibido la siguiente carta, concerniente al hecho de escritura directa relatado en el número de la
Revista Espírita del mes de mayo, página 155.
Señor:
Solamente hoy he leído vuestro número de mayo, y encuentro en el mismo el relato de una experiencia de escritura directa hecha en mi presencia, en la casa de la Srta. Huet. Tengo el placer de confirmar este relato, señalando sin embargo un pequeño error que se le ha escapado al narrador. No es
God loves you, sino
God love you que encontramos en el papel, es decir, que el verbo
love, sin la letra s, no estaba en la tercera persona del presente del indicativo; por consiguiente, no se podría traducir por
Dios os ama, a menos que esté sobreentendido el pronombre
que, y se dé a la frase una forma del imperativo o del subjuntivo. Esta observación fue hecha en la sesión siguiente al Espíritu Channing (si es que realmente fue hecha al Espíritu Channing, pues me conocéis y os pido permiso para conservar mis dudas sobre la identidad absoluta de los Espíritus), y el Espíritu Channing –como estaba diciendo– no se explicó muy categóricamente sobre esa letra s, omitida a propósito o inadvertidamente; si tengo buena memoria, él mismo nos criticó un poco el hecho de dar importancia a una letra de más o de menos en una experiencia tan notable.
A pesar de esta crítica amistosa realizada por el Espíritu Channing, he creído un deber comunicaros mi observación sobre la manera por la cual la palabra
love ha sido realmente escrita. El honorable Sr. E. de B..., que se quedó con el papel, puede mostrarlo o lo mostrará a muchas personas, y entre las mismas podrán encontrarse algunas que tengan conocimiento de vuestro último número; ahora bien, lo importante –y estoy persuadido de que vuestra opinión es como la mía– es que haya la mayor fidelidad en el relato de los hechos que hemos obtenido, que son tan extraños y tan maravillosos.
Atentamente,
MATHIEU.
Ya habíamos notado perfectamente el error que señala el Sr. Mathieu, y nos incumbimos en corregirlo, sabiendo por experiencia que los Espíritus dan muy poca importancia a esas especies de equívocos insignificantes, con los cuales los más esclarecidos no se inquietan de manera alguna; por lo tanto, de ningún modo estamos sorprendidos con la observación de Channing, en presencia –como lo he dicho– de una falta tan insignificante. La exactitud en la reproducción de los hechos es sin duda una cosa esencial; pero la importancia de estos hechos es relativa, y confesamos que si siempre debiésemos seguir, para el francés, la ortografía de los Invisibles, a los señores gramáticos se les presentaría la ocasión de tratarlos insidiosamente, aun cuando el médium haya sido un perito en esas materias. Tenemos un o una, en la Sociedad, que está provisto de todos esos diplomas y cuyas comunicaciones, aunque escritas muy pausadamente, tienen numerosos errores de ese género. Los Espíritus siempre nos han dicho: «Prestad atención al fondo y no a la forma; para nosotros la forma no es nada, el pensamiento lo es todo; por lo tanto, corregid la forma, si así lo creéis conveniente: nosotros os dejamos este cuidado». Entonces, si la forma fuere defectuosa, no la conservamos sino cuando puede servir de enseñanza; ahora bien, en nuestra opinión, este no era el caso en el hecho anteriormente mencionado, porque el sentido era evidente.