Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1860

Allan Kardec

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Desarrollo de las ideas
A propósito de la evocación de Thilorier (médium: Sra. de Costel)

Voy a hablaros de la necesidad de reunir elementos diversos del Espíritu para formar un todo. Es una ilusión común el creer que una aptitud especial necesite solamente de un estudio especial para desarrollarse. No; el Espíritu humano, como un río, aumenta con todos sus afluentes. El hombre no debe aislarse en su trabajo, es decir, debe hacer brotar la fuerza de las ideas a través de los contrastes más opuestos. La originalidad es el contraste de las ideas madres; es una de las más raras superioridades; es sofocada desde la infancia por la absurda regla que rebaja a todos los Espíritus en el mismo nivel. Voy a explicar mi idea. Thilorier, que acaban de evocar, era un inventor apasionado, una inteligencia activa; pero él mismo se había limitado a la esfera de la invención, es decir, a una idea fija. Nunca se asomaba a la ventana para observar pasar las ideas de los otros; de esa manera, quedó prisionero de su propio cerebro; el genio fluctuaba a su alrededor, pero al encontrar todas las salidas cerradas, permitió que la locura –su hermana– penetrara e invadiese el lugar tan bien guarnecido. Y Thilorier, que podría haber dejado un nombre inmortal, vive solamente en el recuerdo de algunos científicos.

GEORGES (Espíritu familiar)