La Srta. Indermuhle
Sordomuda de nacimiento, 32 años de edad, viva, residente en Berna
(Sesión del 10 de febrero de 1860)
1. (A san Luis.) ¿Podemos entrar en comunicación con el Espíritu Srta. Indermuhle? –Resp. Lo podéis.
2. Evocación. –Resp. Estoy aquí; lo afirmo en el nombre de Dios.
3. (A san Luis.) ¿Podéis decirnos si el Espíritu que responde es realmente la Srta. Indermuhle? –Resp. Sí, os lo afirmo; pero vos sois más adelantado, ¿y creéis que, si fuese útil que otro respondiera en su lugar, esto sería embarazoso? La afirmación os prueba que ella está aquí; es a vos que os cabe asegurar una buena comunicación, por la naturaleza y el móvil de vuestras preguntas.
3 a. ¿Sabéis bien dónde estáis en este momento? –Resp. Perfectamente; ¿creéis que yo no haya sido instruida al respecto?
4. ¿Cómo se explica que podéis respondernos aquí, mientras que vuestro cuerpo está en Suiza? –Resp. Porque no es mi cuerpo que os responde; además, como lo sabéis, él es absolutamente incapaz de hacerlo.
5. ¿Qué hace vuestro cuerpo en este momento? –Resp. Duerme.
6. ¿Está con buena salud? –Resp. Excelente.
Nota – El hermano de la Srta. Indermuhle, que se encuentra presente, confirma que, en efecto, ella está con buena salud.
7. ¿Cuánto tiempo habéis llevado para venir de Suiza hasta aquí? –Resp. Un tiempo inapreciable para vos.
8. ¿Habéis visto el camino que recorristeis para llegar aquí? –Resp. No.
9. ¿Estáis sorprendida por encontraros en esta reunión? –Resp. Mi primera respuesta os prueba que no.
10. ¿Qué ocurriría si el cuerpo despertase mientras nos habláis aquí? –Resp. Yo estaría allá.
11. ¿Existe algún lazo entre vuestro Espíritu, que está aquí, y el cuerpo que está allá? –Resp. Sí, sin esto, ¿quién me advertiría que debo volver al cuerpo?
12. ¿Nos veis bien claramente? –Resp. Sí, perfectamente.
13. ¿Comprendéis que vos podéis vernos y que nosotros no os podemos ver? –Resp. Pero sin duda.
14. ¿Escucháis el ruido que hago en este momento al golpear? –Resp. Yo no soy sorda aquí.
15. ¿Cómo percibís el ruido, ya que, por comparación, no tenéis el recuerdo del mismo en estado de vigilia? –Resp. Yo no nací ayer.
Nota – El recuerdo de la sensación del ruido le viene de las existencias en que ella no era sorda. Esta respuesta es perfectamente lógica.
16. ¿Escucharíais música con placer? –Resp. Con mucho más placer, puesto que hace mucho tiempo esto no sucede conmigo; cantad, pues, algo para mí.
17. Lamentamos no poder hacerlo en este momento, y que no haya aquí un instrumento para daros este placer; pero nos parece
que vuestro Espíritu, al desprenderse todos los días durante el sueño, debe transportarse a lugares donde podéis escuchar música. –Resp. Esto muy raramente me sucede.
18. ¿Cómo podéis respondernos en francés, ya que sois alemana y no sabéis nuestro idioma? –Resp. El pensamiento no tiene idioma; yo lo comunico al Guía del médium, el cual lo traduce a la lengua que le es familiar.
19. ¿Cuál es el Guía del que habláis? –Resp. El Espíritu familiar del médium; siempre es así que recibís las comunicaciones de Espíritus extranjeros, y es de esta manera que los Espíritus hablan en todos los idiomas.
Nota – De este modo, frecuentemente las respuestas no nos llegarían sino por tercera mano; el Espíritu interrogado transmite el pensamiento al Espíritu familiar, éste al médium, y el médium lo traduce por la escritura o por la palabra; ahora bien, pudiendo el médium ser asistido por Espíritus más o menos buenos, esto explica cómo –en muchas circunstancias– el pensamiento del Espíritu interrogado puede ser alterado; es por eso que san Luis ha dicho en el comienzo que la presencia del Espíritu evocado no siempre es suficiente para asegurar la integridad de las respuestas. Cabe a nosotros apreciarlas, juzgar si son lógicas y si están en relación con la naturaleza del Espíritu. Por lo demás, según la Srta. Indermuhle, este triple procedimiento sólo sucedería con los Espíritus extranjeros.
20. ¿Cuál es la causa de la enfermedad que os ha afectado? –Resp. Una causa voluntaria.
21. ¿Por cuál singularidad vuestros seis hermanos y hermanas han sido acometidos por la misma enfermedad? –Resp. Por las mismas causas que yo.
22. Entonces ha sido voluntariamente que todos vosotros habéis elegido esta prueba; pensamos que esta reunión en una misma familia debe haber ocurrido con el propósito de ser una prueba para los padres; ¿es una buena razón? –Resp. Ella se aproxima a la verdad.
23. ¿Veis aquí a vuestro hermano? –Resp. ¡Qué pregunta!
24. ¿Estáis contenta en verlo? –Resp. La misma respuesta.
Nota – Se sabe que a los Espíritus no les gusta ser repetitivos; nuestro lenguaje es tan lento para ellos que evitan todo lo que les parece inútil. Este es un punto que caracteriza a los Espíritus serios. Los Espíritus ligeros, burlones, obsesores y pseudosabios son frecuentemente habladores y reiterativos; como a los hombres a quienes falta profundidad, ellos hablan y no dicen nada; las palabras reemplazan a los pensamientos y creen que se imponen al expresar frases redundantes y un estilo pedante.
25. ¿Gustaríais decirle alguna cosa? –Resp. Le pido que reciba la expresión de mis más sinceros agradecimientos por el buen pensamiento que ha tenido en hacerme llamar aquí, donde con mucha felicidad me encuentro en contacto con los Espíritus buenos, aunque también veo algunos que no valen mucho. He ganado en instrucción y no olvidaré lo que le debo.