Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1860

Allan Kardec

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El futuro
(Médium: Sr. Coll.)

El Espiritismo es la ciencia de toda luz; ¡feliz la sociedad que lo ponga en práctica! Solamente entonces la edad de oro o, mejor dicho, la era del pensamiento celestial reinará entre vosotros. Y no creáis que por esto tendréis menos satisfacciones terrenas; muy por el contrario, todo será felicidad para vosotros, porque en ese tiempo la luz os hará ver la verdad bajo un aspecto más agradable; lo que los hombres enseñarán no será más esa Ciencia capciosa que os hace ver, bajo la máscara engañosa del bien general o de un bien próximo –en el cual, frecuentemente los propios que enseñan no tienen ninguna confianza–, la mentira y la codicia, el deseo de tener todo, en provecho de una secta, y a veces en provecho de uno solo. Ciertamente que los hombres no serán perfectos; pero entonces lo falso será tan restricto, los malos tendrán tan poca influencia, que ellos solamente se complacerán en minoría. En ese tiempo, los hombres comprenderán el trabajo y todos llegarán a la riqueza, porque no desearán lo superfluo, haciendo grandes obras en provecho de todos. El amor, esta palabra tan divina, no tendrá más la acepción impura que le dais; todo sentimiento personal desaparecerá ante esa enseñanza, que se encuentra en estas palabras del Cristo: Amaos los unos a los otros como a vosotros mismos.

Al llegar a esta creencia, todos seréis médiums; todos los vicios que degradan vuestra sociedad desaparecerán; todo se volverá luz y verdad. El egoísmo, este gusano que corroe y que retarda todo progreso, que sofoca todo sentimiento fraternal, no tendrá más acceso a vuestras almas; vuestras acciones no tendrán más por móvil la avaricia y la lujuria; amaréis a vuestra mujer porque ella tendrá el alma buena, y ella os amará porque verá en vosotros al hombre elegido por Dios para proteger su delicadeza; ambos os ayudaréis a soportar las pruebas terrenas y seréis los instrumentos consagrados a la propagación de seres destinados a mejorarse, a progresar, a fin de llegar a mundos mejores, donde a través de un trabajo aún más inteligente os elevaréis en dirección a nuestro Supremo Bienhechor.

¡Id, espíritas! Perseverad; haced el bien por el bien mismo; suavemente dejad a un lado a los escarnecedores; recordad que todo es armonía en la Naturaleza, que la armonía está en los mundos superiores y que, a pesar de lo que digan ciertos incrédulos, vosotros también tendréis vuestra armonía relativa.

SAN LUIS