Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1860

Allan Kardec

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La tristeza y el disgusto

(Por la Sra. Lesc..., médium)

Es un error ceder frecuentemente a la tristeza. No os equivoquéis: el disgusto es el sentimiento firme y honesto que el hombre deja traslucir cuando es alcanzado en su corazón o en sus intereses; pero la vil tristeza no es sino la manifestación física de la sangre en su curso lento o rápido. La tristeza encubre con su nombre mucho egoísmo, muchas debilidades. Debilita al Espíritu que a ella se abandona. Al contrario, el disgusto es el pan de los fuertes; este alimento amargo nutre las facultades del Espíritu y disminuye la parte animal. No busquéis el martirio del cuerpo, pero sed ávidos por el martirio del alma. Los hombres comprenden que deben mover sus piernas y sus brazos para mantener la vida del cuerpo, pero no comprenden que deben sufrir para ejercer las facultades morales. La felicidad o solamente la alegría son huéspedes tan pasajeros de la humanidad que no podéis –sin ser aplastados por ellas– sobrellevar su presencia, por más leve que sea. Habéis sido hechos para sufrir y para soñar incesantemente con la felicidad, porque sois pájaros sin alas, sujetados al suelo, que miráis el cielo y deseáis el espacio.

GEORGES (Espíritu familiar)

Nota – Estas dos comunicaciones contienen indiscutiblemente pensamientos muy bonitos e imágenes de gran elevación; pero nos parecen escritas bajo la influencia de ideas un poco sombrías y algo misantrópicas; parece haber en ellas la expresión de un corazón dolorido. El Espíritu que las ha dictado desencarnó hace pocos años; cuando estaba encarnado era amigo de la médium, de la cual él se volvió su genio familiar después de su desencarnación. Era un artista pintor de talento, cuya vida había sido calma y bastante despreocupada; pero ¿quién sabe si él había sido así en su existencia precedente? Sea como fuere, todas sus comunicaciones atestiguan mucha profundidad y sabiduría. Se podría creer que las mismas son el reflejo del carácter de la médium; la Sra. Lesc... es indudablemente una mujer muy seria y que en muchos aspectos está por encima del vulgo y, sin ninguna duda, es esto que le hace conquistar la simpatía de los Espíritus buenos, haciendo abstracción de su facultad medianímica; pero la siguiente comunicación, obtenida en la Sociedad, prueba que ella puede recibir otros mensajes de carácter muy variado.