Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1860

Allan Kardec

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La reencarnación
(Médium: Srta. Eugénie)

Nota En la sesión de la Sociedad en que ha sido obtenido el dictado precedente, el Espíritu Madame de Girardin, al ser solicitado a dar una disertación sobre la reencarnación, respondió: «¡Oh, es todo lo que deseo! Esta médium está habituada a ver que yo hago lo que no siempre le agrada, y tenéis razón». Esta última frase es una alusión a ciertas ideas particulares de la médium sobre la reencarnación.

«La reencarnación es una cosa lógica y evidente; entonces, sólo es necesario reflexionar y tener a bien examinarla a nuestro alrededor. Basta observar hacia dentro de vosotros mismos para encontrar las pruebas de la reencarnación. Veis en esta mesa a un buen padre de familia; tiene varios hijos lindos: unos son de una inteligencia notable y otros se encuentran en un estado casi abyecto; ¿de dónde viene, pues, esta diferencia? Tienen el mismo padre, la misma madre, la misma educación, ¡y no obstante poseen tantos contrastes!

«Observad vuestros recuerdos; ¿no encontráis en ellos la intuición de hechos, de los cuales no tenéis ningún conocimiento, y que sin embargo traéis completamente a la memoria como si hubiesen existido? ¿No quedáis impactados al ver a una persona por primera vez, que ya os parece haberla conocido? Sí, ¿no es verdad? ¡Pues bien! Esto os prueba una vida anterior, de la cual habéis participado; eso prueba que el niño inteligente debió haber pasado por varias existencias y por medio de éstas se depuró, mientras que el otro esté quizá en la primera; que la persona que reencontráis os haya sido tal vez íntima, y que el hecho recordado os ha sidopersonal en otra vida. En fin, prueba que para entrar en el reino de Dios es preciso que seáis perfectos. ¡Veamos! ¿Pensáis que os queda tan poco a realizar, al creer que después de vuestra muerte os bastarán tres o cuatro meses en las esferas?[1] No; no creo en tanta pretensión. Para adquirir es necesario trabajar, y la fortuna moral no se lega como la fortuna material. Para purificaros es necesario pasar por varios cuerpos que, a cada desencarnación, llevan con ellos una parte de vuestras impurezas.

«Si reflexionáis, no podréis dejar de rendiros ante la evidencia.»

DELPHINE DE GIRARDIN

[1] Alusión a la opinión que profesan algunas personas en lo tocante a la vida futura. [Nota de Allan Kardec.]