Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1860

Allan Kardec

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Aparición tangible

El 14 de enero último, el señor Lecomte, agricultor en la comuna de Brix, distrito de Valognes, fue visitado por un individuo que decía ser uno de sus antiguos camaradas, con el cual había trabajado en el puerto de Cherburgo y cuya muerte remonta a dos años y medio. Esa aparición tenía como objetivo pedirle a Lecomte que mandase realizar una misa. El día 15, la aparición volvió a producirse. Lecomte, menos asustado, reconoció efectivamente a su antiguo camarada, pero, aún confuso, no supo qué responder; lo mismo sucedió el 17 y el 18 de enero. No fue sino el día 19 que Lecomte le dijo: Ya que deseas una misa, ¿dónde quieres que sea realizada? ¿Y comparecerás a la misma? El Espíritu respondió lo siguiente: –Deseo que la misa sea realizada en la capilla de Saint-Sauveur (San Salvador), dentro de ocho días, y estaré allí. Y agregó: –Hace mucho tiempo que yo no te veía, y para venir a encontrarte era lejos. Dicho esto, lo dejó, dándole un apretón de manos.

El señor Lecomte cumplió su promesa; el 27 de enero, la misa fue realizada en Saint-Sauveur, y él vio a su antiguo camarada arrodillado en las gradas del altar, cerca del sacerdote oficiante; nadie más que Lecomte lo había percibido, aunque hubiese preguntado al sacerdote y a los asistentes si no lo habían visto.

Desde aquel día, el señor Lecomte no fue más visitado por la aparición, y él retomó su tranquilidad habitual.


Nota
– Según este relato, cuya autenticidad es garantizada por una persona digna de fe, no se trata de una simple visión, sino de una aparición tangible, ya que el difunto –amigo del señor Lecomte– le había dado un apretón de manos. Los incrédulos dirán que eso fue una alucinación; pero, hasta el presente, aún esperamos de parte de éstos una explicación clara, lógica y verdaderamente científica de los extraños fenómenos que ellos designan con ese nombre, porque sencillamente negarlos no nos parece la mejor solución.