El tiempo presente
(Sociedad, 20 de enero de 1860)
Sois guiados por el verdadero Genio del Cristianismo, como ya he dicho; es que el propio Cristo preside los trabajos de toda índole que están en vías de cumplirse, para abriros la era de renovación y de perfeccionamiento que vuestros guías espirituales os predicen. En efecto, si echáis una mirada sobre los acontecimientos contemporáneos, independientemente de las manifestaciones espíritas, reconoceréis sin duda alguna las señales precursoras que os probarán de una manera irrefutable que los tiempos predichos han llegado. Las comunicaciones se establecen entre todos los pueblos y las barreras materiales son derribadas; los obstáculos morales que se oponen a su unión, así como los prejuicios políticos y religiosos, desaparecerán rápidamente, y el reino de la fraternidad finalmente se establecerá de una manera sólida y duradera. Observad que ya los propios soberanos, llevados por una mano invisible, toman la iniciativa de las reformas –cosa inaudita para vosotros; y las reformas, cuando vienen de arriba y espontáneamente, son mucho más rápidas y más duraderas que las que vienen de abajo y que son arrancadas por la fuerza. A pesar de los prejuicios de la infancia y de la educación que hube recibido, a pesar del culto a la memoria, yo había presentido la época actual; soy feliz por ello, y más feliz aún por venir a deciros: ¡Hermanos, coraje! Trabajad por vosotros y por el futuro de los vuestros; sobre todo, trabajad por vuestro mejoramiento personal y gozaréis en vuestra próxima existencia de una felicidad de la que os es tan difícil haceros una idea, como a mí os hacerla comprender.
CHATEAUBRIAND