A los suscriptores de la Revista Espírita
Tres años de existencia han sido suficientes para dar a conocer a los lectores de esta Revista el pensamiento que preside su redacción; y la mejor prueba de que este pensamiento tiene el consentimiento de ellos, es el constante incremento del número de suscriptores, los cuales también han aumentado considerablemente en este último período. Pero lo que es infinitamente más valioso para nosotros, son los testimonios de simpatía y de satisfacción que recibimos diariamente; su adhesión es un estímulo para proseguir en nuestra tarea, trayendo a nuestro trabajo todas las mejoras cuya utilidad nos hará conocer la experiencia. Como en los años anteriores, continuaremos el estudio razonado de los principios de la ciencia desde el punto de vista moral y filosófico, sin descuidar los hechos; pero cuando citamos los hechos, de ninguna manera nos limitamos a una simple narración, tal vez entretenida, mas ciertamente estéril si a ellos no se une la investigación de las causas y la deducción de las consecuencias. Por eso nos dirigimos a las personas serias, que no se contentan en ver, sino que ante todo quieren comprender y darse cuenta de lo que ven. Además, la serie de hechos se agota rápidamente, si uno no quiere caer en las repeticiones fastidiosas, porque se refieren casi al mismo asunto y nada nuevo enseñaríamos a nuestros lectores cuando les dijéramos que en tal o cual casa hacen girar a las mesas más o menos bien. Los hechos tienen para nosotros otro carácter: no son historias, sino temas de estudio, y los más sencillos en apariencia pueden a veces dar lugar a las más importantes observaciones. Sucede aquí lo que ocurre en la ciencia común, donde un poquito de hierba encierra, para el observador, tantos misterios como un árbol gigante. He aquí por qué, en los hechos, nosotros consideramos mucho más el lado instructivo que el lado de entretenimiento, y damos importancia a los que pueden enseñarnos algo, independientemente de su mayor o menor extrañeza.
A pesar del número considerable de temas que ya hemos tratado, estamos lejos de haber agotado la serie de todos aquellos que se vinculan con el Espiritismo, porque cuanto más se avanza en esta ciencia, más se amplía el horizonte; aquellos que nos quedan por examinar nos proporcionarán materiales aún por mucho tiempo, sin contar los temas de actualidad. Muchos de estos asuntos los posponemos intencionalmente, a fin de sólo abordarlos a medida que el estado de los conocimientos permita comprender su alcance. Es así que, por ejemplo, damos hoy un mayor espacio a las disertaciones espíritas espontáneas, porque las instrucciones que contienen, en su mayoría, pueden ser mucho mejor apreciadas que en una época en la que apenas se conocían los primeros elementos de la ciencia; en otros tiempos habrían sido solamente evaluadas desde el punto de vista literario, y una multitud de pensamientos útiles y profundos hubieran pasado inadvertidos, porque trataban de puntos aún desconocidos o mal comprendidos. La diversidad de temas no excluye el método, y la falta de ilación no es más que aparente, pues cada cosa tiene su lugar fundamentado. La variedad reposa el espíritu, mas el orden lógico facilita la comprensión; lo que nos esforzamos por evitar es hacer de nuestra Revista una compilación monótona. Ciertamente no tenemos la pretensión de hacer una obra perfecta, pero esperamos que por lo menos sea tenida en cuenta nuestra intención.
Nota – Solicitamos a los señores suscriptores que no deseen recibir la Revista del año 1861 con atraso, que tengan a bien renovar su suscripción antes del 1º de enero próximo.